miércoles, 22 de febrero de 2012

Admirable

Albert Casals, con sólo 18 años, lleva ya cuatro años recorriendo el mundo
solo y sin apenas dinero. Su libro "El mundo sobre ruedas" explica su
inusual experiencia.
El joven catalán de 18 años Albert Casals, a quien una leucemia infantil
condenó a desplazarse en silla de ruedas, lleva cuatro años recorriendo el
mundo solo, haciendo autoestop y sin apenas dinero porque confiesa que "así
soy feliz".
En una entrevista con EFE, Albert Casals explica, con una autenticidad
inusual y una lógica aplastante y muy sencilla, que su vida es la búsqueda
de la felicidad y que lo que le hace más feliz es viajar y conocer personas
"totalmente diferentes a las de aquí".
Por eso, su vida los últimos años está llena de recuerdos de viajes a los
que dedica varios meses al año y que le han llevado a recorrer casi toda
Europa, el sureste asiático, Latinoamérica y Japón.
Su experiencia por todo el mundo la ha resumido en "El món sobre rodes" (el
mundo sobre ruedas), un libro publicado por Edicions 62 y que promociona
estos días, y que próximamente se publicará en castellano, han indicado
fuentes de la editorial.
En el libro, en el que se intercalan sus experiencias y parte de sus
diarios personales, explica que, después de haber padecido leucemia cuando
era pequeño, planteó a sus padres, a los catorce años, sus ganas de
comenzar a viajar solo y con un presupuesto reducidísimo: 3 euros al día.
Como era menor, cuando empezó a viajar sus padres le tuvieron que hacer un
permiso para que no tuviera problemas en las aduanas, pero él asegura que
su padre y su madre le dejan ir solo porque "yo estoy bien y feliz", aunque
se comunica con ellos, a quienes dedica el libro, por correo electrónico
cuando está fuera de casa.
Tras un viaje inicial a Bruselas acompañado por su padre para que se
aprendiera qué debía tener en cuenta a la hora de ir por el mundo con su
silla de ruedas, Albert ha viajado en los últimos años con el
convencimiento de que "todas las personas tienen algo bueno" y que, por
este motivo, "no hay que tener miedo" de lo que pueda pasar.
"He vivido con ladrones y con traficantes de drogas, y nunca me ha pasado
nada malo", ha explicado este joven, que ha contado cómo se adapta a la
vida de las personas que le acogen en sus casas y vive con ellos sus
experiencias diarias.
"Si estoy en casa de un pescador, voy a pescar con él a alta mar, y así
siempre", indica con su cara aún de niño, ojos brillantes y sonrisa
permanente, que conquista al interlocutor desde el primer momento.
Animado por su curiosidad por conocer a gente y su afán a la hora de
superar los contratiempos, Albert Casals no se echa atrás ante nada y tan
pronto se apunta a subir a un barco utilizando trucos para no pagar -"las
islas griegas son fantásticas"-, como recorre Colombia y Perú en autoestop,
superando selvas impenetrables por mar, gracias a unos narcotraficantes que
le llevaron en su lancha y que le salvaron de caer al agua por el golpe de
una ola.
Convivir y conocer personas es el principal estímulo de sus viajes, y no
tanto ver monumentos y visitar museos: "De hecho -confiesa-, hoy he visto
la Sagrada Familia por primera vez", a pesar de que ha vivido siempre en
Esparreguera (Barcelona), a unos treinta kilómetros de la Ciudad Condal.
El próximo viaje de Albert Casals está a la vuelta de la esquina, ya que
prevé iniciar una nueva aventura en autoestop en dirección a África el
próximo mes de mayo, con un destino provisional: Madagascar.

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